En una trama que podría parecer sacada de una película de Hollywood, pero que es pura realidad, el octogenario italiano Arnaldo se encontró viviendo una historia digna de ser contada. Ante las duras circunstancias económicas, este consultor de vinos jubilado de Módena tuvo que tomar una decisión inusual: convertir el aeropuerto Marconi de Bolonia en su hogar.
Arnaldo, con su pensión menguante, no pudo seguir afrontando el alquiler de un apartamento. En busca de ayuda, primero recurrió a los servicios sociales de su ciudad natal. Sin embargo, la búsqueda de un techo lo llevó a las puertas del aeropuerto de Bolonia, donde comenzó su particular aventura.
Lejos de recibir un trato impersonal, los empleados del aeropuerto se conmovieron por la situación de Arnaldo. En un gesto lleno de humanidad, le regalaron una bolsa de dormir y algunos artículos de primera necesidad. Además, no faltó el café matutino, las comidas diarias e incluso el periódico, cortesía del kiosco local.
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