La fortuna relámpago de un matrimonio sinaloense destapa red de lavado ligada a Los Chapitos

El Departamento del Tesoro de EE.UU. sanciona a una pareja de jóvenes empresarios en Mazatlán por operar un entramado de empresas inmobiliarias, de belleza y entretenimiento al servicio del Cártel de Sinaloa

Parecían dos jóvenes nadando en el éxito. Él, un prometedor empresario con varios negocios inmobiliarios y hoteleros, dedicado a gestionar inversiones en el mundo del entretenimiento y la hostelería. Ella, una ambiciosa emprendedora en el mundo del maquillaje con su propia tienda de vestidos de fiesta y al frente de un spa de lujo. Este lunes, la burbuja de la ostentación reventó: el Departamento del Tesoro de Estados Unidos publicó sus nombres en la lista de sanciones por ser presuntos facilitadores financieros del Cártel de Sinaloa, concretamente del grupo liderado por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como Los Chapitos.

El golpe a esta red de lavado de dinero pone en el centro a un matrimonio que, en apenas seis años, logró fundar o adquirir una docena de empresas que van desde desarrollos inmobiliarios hasta salones de belleza, pasando por clubes de playa, spas y agencias de marketing. La pareja está acusada de operar una sofisticada red de empresas fachada para mover recursos del narcotráfico en Mazatlán.

La fachada de prósperos empresarios comenzó a derrumbarse cuando las autoridades estadounidenses detectaron inconsistencias en el origen y la velocidad con la que este abogado de 44 años, originario de Rosario, Sinaloa, había construido su emporio. Fundó su primera empresa en 2019, apenas unos meses antes de que estallara la pandemia por COVID-19. Desde entonces, su crecimiento fue meteórico.

En redes sociales, él promocionaba inversiones inmobiliarias frente al mar. “Imagina la casa de tus sueños frente al mar, escuchando las olas, viendo el amanecer. Todo esto es posible al invertir en Casas del Fraccionamiento Playa Brujas”, decía en una de sus publicaciones más virales.

Su esposa, de 31 años, fue construyendo una imagen de influencer y experta en belleza. Abrió un canal de YouTube en 2017 para mostrar sus habilidades como maquilladora. En menos de un año ya inauguraba un salón de belleza y spa, acompañada de familiares y amigos, entre aplausos y moños de listón rojo. Su marca se expandió a la venta de vestidos de fiesta y servicios de estética de alto nivel.

Sin embargo, detrás del glamour y las propiedades de lujo, el Departamento del Tesoro detectó una conexión directa con el brazo financiero del Cártel de Sinaloa. Acusan al empresario de ser un “socio cercano” de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, uno de los líderes de Los Chapitos, actualmente fugitivo.

Según el reporte oficial, cada empresa tenía un rol específico dentro de la cadena del desarrollo inmobiliario y de servicios: adquisición de terrenos, compra de materiales, construcción, comercialización y promoción. Incluso contaban con una agencia de marketing que difundía las propiedades y proyectos turísticos en redes sociales. Diez de estas empresas han sido ya sancionadas por el gobierno estadounidense.

Las sanciones forman parte de un esfuerzo mayor por atacar las estructuras económicas que permiten operar a los cárteles mexicanos desde la legalidad aparente. El Departamento del Tesoro ha sido claro: detrás de los spas, los departamentos de lujo y las inversiones en la costa del Pacífico, también se esconden los tentáculos del narcotráfico.

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