Colombia.- El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió la renuncia de todo su gabinete en medio de las dificultades que enfrenta el gobierno para que sus proyectos de ley sean aprobados en el Congreso, dijeron este miércoles tres ministros. La solicitud, confirmada por los altos funcionarios bajo anonimato, no ha sido oficializada aún por Petro, el primer presidente izquierdista del país.
La noche del martes el mandatario se refirió en Twitter a un «replanteamiento del gobierno», tras poner fin a alianzas con partidos tradicionales clave para el éxito de sus reformas. En el poder desde el 7 de agosto, Petro no ha hecho realidad los cambios profundos que prometió en campaña sobre el sistema laboral, de salud, de pensiones y de justicia, entre otros.
Los partidos Liberal, Conservador y de la U, que tomaron distancia con el gobierno el martes, han hecho reparos a sus pretenciosas iniciativas. En un evento público, Petro aseguró que un «gobierno de emergencia» debía instalarse en Colombia «dado que el Congreso no fue capaz de aprobar unos simples artículos muy pacíficos» sobre la repartición equitativa de la tierra. Ninguno de los ministros ha presentado públicamente su renuncia.
Petro había conformado un primer gabinete alejado de las fuerzas de izquierda que lo llevaron a la presidencia y optó por políticos de centro y derecha o académicos como el economista José Antonio Ocampo (Partido Liberal), a quien designó en la cartera de Hacienda.
En Defensa ubicó al investigador contra el crimen Iván Velásquez y en Relaciones Exteriores al conservador Álvaro Leyva. Otros como Alfonso Prada (Interior) y Guillermo Reyes (Transporte) tienen lazos con los partidos que ahora se oponen a las reformas del gobierno.
«El cambio de gabinete no pinta bien para los que representan los partidos tradicionales o los que le han dicho ‘No’ a las reformas», opinó en Twitter Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis.
Como alcalde de Bogotá (2012-2015) Petro enfrentó constantes cambios en su equipo de trabajo por renuncias o decisión propia. Sus opositores y algunos de sus exfuncionarios señalan su dificultad para trabajar en conjunto. El 15 de febrero el mandatario pidió a sus simpatizantes salir a las calles para presionar la aprobación de sus reformas.
Entonces advirtió desde un balcón de la presidencial Casa de Nariño que seguiría convocando a manifestaciones hasta que el «cambio» fuera una realidad. El 28 de febrero cesó a tres de sus ministros, entre ellos el centrista Alejandro Gaviria, de la cartera de Educación, cuyas críticas a la reforma sanitaria propuesta por el gobierno se filtraron a la prensa. También sacó del Ministerio del Deporte a la excampeona olímpica María Isabel Urrutia, acorralada por un escándalo de corrupción, y a Patricia Ariza de Cultura, sin justificar la decisión.
El terremoto en el gabinete representa la peor crisis en el interior del gobierno en poco más de nueve meses. Además del fracaso en el Congreso, Petro suma reveses en sus intentos de hacer la paz con todos los grupos armados ilegales del país. La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que adelanta negociaciones de paz, se negó a hacer parte de un cese al fuego bilateral planteado por el gobierno el 31 de diciembre.
El Clan del Golfo, el cartel más grande del narcotráfico, también participaba de la tregua pero el mandatario reactivó las operaciones militares contra esa organización tras ataques contra civiles y la fuerza pública.
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