Sinaloa enfrenta crisis hídrica pese al inicio de lluvias: presas apenas alcanzan 8% de su capacidad

A pesar de las recientes precipitaciones, el nivel de agua en las principales presas de Sinaloa sigue siendo críticamente bajo. A dos semanas de haber iniciado formalmente la temporada de lluvias, el almacenamiento apenas llega al 8.2 por ciento de la capacidad total, una cifra que refleja la persistente crisis hídrica que arrastra el estado desde 2022.

Según el más reciente reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el volumen acumulado en las 11 principales presas de la entidad es de mil 275.2 millones de metros cúbicos, muy por debajo de su capacidad total de 15 mil 694.3 millones. Aunque se ha registrado un leve aumento del 1.9 por ciento respecto a las semanas previas, el panorama sigue siendo preocupante.

La situación es especialmente alarmante en seis embalses que reportan niveles por debajo del 10 por ciento. Entre ellos, la presa Adolfo López Mateos apenas alcanza un 4.7 por ciento, mientras que la Miguel Hidalgo y Costilla y la José López Portillo registran 5.2 y 7.5 por ciento, respectivamente. Por otro lado, las presas Aurelio Benassini, Guillermo Blake Aguilar y Gustavo Díaz Ordaz muestran cifras ligeramente superiores, pero aún lejos de lo óptimo.

Este nivel de almacenamiento representa el segundo más bajo en tres décadas para principios de julio, solo superado por el 6.6 por ciento registrado en 2005. El promedio histórico para estas fechas es del 26.7 por ciento, lo que subraya la gravedad del déficit actual.

El estado había solicitado una declaratoria de emergencia a la Coordinación Nacional de Protección Civil, argumentando los efectos prolongados de la sequía, pero esta fue rechazada en 2025 al no cumplirse ciertos criterios técnicos. Ante la negativa, el Gobierno de Sinaloa decidió implementar acciones alternativas, como el bombardeo de nubes.

Esta técnica, que busca estimular la formación de lluvias mediante la dispersión de yoduro de plata en formaciones nubosas, fue aprobada recientemente con un presupuesto de 3.8 millones de pesos. Aunque no es una solución definitiva, se considera una medida urgente para mitigar los impactos de la sequía sobre el campo y el abasto de agua potable.

Mientras tanto, agricultores, autoridades y comunidades rurales observan con preocupación el lento avance del ciclo de lluvias. La recuperación de los niveles normales en las presas podría tardar varios meses, lo que obligará a mantener y reforzar medidas de ahorro, distribución controlada y estrategias adicionales de captación de agua en Sinaloa.

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